Transparencia Social

viernes, 11 de diciembre de 2009

CULTURA POLÍTICA

Durante los últimos años el Congreso de la República se ha visto envuelto en escándalos de corrupción, tráfico de influencias, paramilitarismo, enriquecimiento ilícito y ausentismo. Estas conductas reprochables por parte de algunos de nuestros representantes políticos han generado en la mayoría de los colombianos una reacción de rechazo, indignación y desprestigio hacia la clase política y una gran desconfianza en la institucionalidad estatal. Hay que hacer claridad que no todos nuestros políticos han incurrido en estas conductas, pero lastimosamente la tendencia es a juzgar a todos con el mismo rasero.

Entre los comentarios más escuchados es que la política es “el arte de robar” como sostienen los más grandes críticos, pero esta concepción es totalmente errada porque el real significado de esta palabra es “el arte de gobernar”, la política es la herramienta para que el Estado escuche los problemas y necesidades de sus gobernados ofreciendo soluciones justas y eficientes. La razón de ser del Estado deber ser velar por el bienestar de sus ciudadanos, y son los políticos los encargados de tomar esta clase de decisiones. Por mandato constitucional apoyado por las leyes de nuestro país son los políticos nuestros representantes en el poder, ellos son elegidos democráticamente en las diferentes una investidura especial que es la de representarnos democráticamente en el poder.

En el escenario nacional han aparecido personajes de opinión, periodistas, personas del común, líderes sociales y aún políticos reclamando la recuperación de la dignidad de este sector. Frases como “no tenemos precio, tenemos dignidad”, “los recursos públicos son sagrados”, han generado impacto entre los electores que tienen obvia preferencia por candidatos con perfil honesto, preparados académicamente, con experiencia en lo público y sobre todo con una sólida gama de valores y principios éticos. Es necesario fortalecer las comisiones éticas de las instituciones públicas, sobre todo del Congreso con el fin de que tengan los medios y la voluntad para exigir y vigilar el comportamiento político de sus corporados, a la vez que se realizan fuertes nexos con los organismo de control: Procuraduría y altas cortes: Corte Suprema de Justicia, para así sancionar disciplinaria o penalmente a los transgresores de las normas.

Es por esta razón, sumada al deseo de renovar la política que Víctor Yepes y su propuesta de Transparencia Social va en la dirección recuperar la confianza en la política, llevando al Congreso de la República una conducta de ética pública, compromiso social y cultura política que no sólo irradie a los futuros compañeros congresistas sino que a futuro logre expandirse por el resto de la ciudadanía.

Una ciudadanía formada en cultura política es aquella que esta capacitada para identificar sus problemas y formular proyectos, esta en capacidad de dialogar con sus autoridades y gobernantes para llegar a acuerdos, es aquella que no mendiga favores sino que exige sus derechos, es la que vota de manera consciente y comprometida.

Colombia necesita más que nunca una ciudadanía responsable, consciente de su papel en el fortalecimiento de la democracia, deliberante en los asuntos políticos, participativa para renovar la tradicional clase política, orientada al servicio social y el interés común, capacitada desde los primeros años de la juventud en los asuntos relativos al gobierno, en concreto recuperar el interés, la pasión y el compromiso con la Política.

Una buena opción de formación sería una cátedra obligatoria en el grado 11, dictada por personas capacitadas durante un semestre académico. Incluso los más interesados podrían complementar estos estudios en seminarios y diplomados dictados por instituciones departamentales como por ejemplo la Escuela de Gobierno Y Políticas Públicas de Antioquia.

Proponemos un compromiso ético entre ciudadanos donde impere la corresponsabilidad, entendiendo que somos acreedores a derechos pero también sujetos de deberes. Todos somos responsables de los gobernantes que tenemos pues es el pueblo quien lo elige, ellos son nuestros representantes pero el pueblo es el constituyente primario y puede lograr un lugar de paridad con sus líderes políticos. El compromiso ético mencionado es fomentar un compromiso individual, voluntario y libre que se guíe por un comportamiento basado en valores, con el fin de fortalecer la convivencia comunitaria. Entre los principales valores que como ciudadanos y políticos debemos potencializar en nuestra vida cotidiana se encuentran:

• Diálogo: Reconocer a las otras personas como interlocutores válidos, como seres humanos dignos que disponen de libertad para expresar su apoyo, crítica, opiniones o desacuerdos. Todo parte de la voluntad de escucharse y la intención de lograr acuerdos para alcanzar objetivos comunes. Este valor es vital para solucionar pacíficamente los conflictos sociales y llegar a consensos que permitan alcanzar progreso, tanto en la vida comunitaria como en la práctica política.
• Equidad: Reconocer a todos los seres humanos como iguales en dignidad, con justicia social basado en la valoración de la individualidad. Aceptar al otro sin distinción de raza, religión, lugar de procedencia, clase social o ideología.
• Honestidad: Se manifiesta en aquellos comportamientos que incluyen una intención de sinceridad, transparencia, y coherencia entre lo que se piensa, se dice y se hace. Este Valor se refleja en la capacidad de negarse a engañar o apropiarse de lo ajeno y de aceptar los límites para no mentirse así mismo ni a los demás. La práctica de este valor permite combatir toda forma de corrupción que vaya en contra del bien común, fortaleciendo los vínculos personales y comunitarios, pues contribuye a la generación de confianza entre las personas y los grupos sociales.
• Pertenencia: Se expresa en aquellos comportamientos sustentados en el amor por una organización social, una base política, un grupo de ciudadanos representados, lo que permite sentirse dentro de aquella agrupación y compartir significados, metas, aspiraciones, proyectos, valores e ideales. Al pertenecer, hay inclusión y participación, por tanto se crea una historia colectiva que se crea día a día.
• Respeto: Se aprecia en aquellos comportamientos en los que se reconocen que todas las personas son fines en sí mismos y no solo medios. De valores como estos van incluidos otros como la tolerancia, que es el respeto activo por el otro, en el sentido de comprender, aceptar y abrirse a otros mundos, así no se compartan, considerando en las personas características, intereses y sentimientos que los hacen únicos.
• Responsabilidad: Significa hacerse cargo de las consecuencias de los actos propios, tratando de prevenir y anticipar aquellas situaciones que hagan daño propio y a los demás. Esto implica un actuar libre, guiado por la voluntad y el entendimiento de los deberes y los derechos que se poseen.
• Solidaridad: Implica la intención de unirse a otras personas para apoyarlas en el logro de sus fines. Puede presentarse de dos formas: primero, como la búsqueda del interés común resultado de la cooperación para el logro de objetivos. Segundo, como la búsqueda de una vinculación social como resultado de ayudar a quien lo necesite. Tanto a nivel político como social, este valor es importante porque nos une como individuos y nos permite trabajar juntos por el logro de las metas planeadas.

Conocer, comprender, formar y ejercer estos valores hacen parte de la cultura política y la cultura ciudadana que los colombianos necesitamos para empezar a transformar el contexto en el cual vivimos. Porque adquirir un compromiso ético es actuar coherentemente con Transparencia Social.

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