Quiero empezar este breve escrito con el viejo adagio popular “tener casa no es riqueza, pero el no
tenerla, si es mucha pobreza…” por eso es de suma importancia para nosotros
los Colombianos perfilarnos para adquirir vivienda, teniendo en cuenta que una
gran margen de conciudadanos adolecen de
ella.
El gobierno a todos los niveles de los órdenes territoriales es consciente
de esta necesidad popular, pero a sabiendas de ello no ha hecho “en su mayoría”
esfuerzos importantes para remediarlo a entera satisfacción. Pues en algunas
oportunidades subsidiaban parcialmente el costo de la vivienda pero el
ciudadano tendría además que acudir al sistema financiero y pasar sus rigurosos
filtros (que dejan la sensación de que se debe demostrar que no se necesita el
dinero para acceder al crédito) y así
financiar la parte faltante del bien inmueble.
En mi calidad de Representante a la Cámara y teniendo en cuenta lo
anterior, con alegría, pero no con
satisfacción recibo la medida del
gobierno, en radicar en la Comisión Séptima Constitucional de la que
soy miembro, el proyecto de ley que
modificará y generará en el país una verdadera política pública de vivienda
social, que tendrá como primer paso la construcción de cien mil
viviendas de interés prioritario subsidiándolas en un ciento por ciento,
destinando un rubro de 3,8 billones de pesos.
Y digo alegría porque ello significa un inicio en esta ardua batalla
que estamos librando para garantizarles accesibilidad al “techo” a todos los
Colombianos. Y por otro lado digo no estar satisfecho, por que con los
ingredientes de; voluntad política y el presupuesto que existe, se puede hacer
más.
Teniendo como experiencia en mis años como activista, funcionario y
concejal del municipio de Envigado quiero aportar a nivel nacional y regional
las experiencias y saldos positivos en vivienda de interés social DIGNA realizada en Envigado y como
consecuencia materializar estos esfuerzos con los más pobres de mi región.
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